Insane - 1

Canción 1: Lovely de Billie Eilish ft. Khalid (Escuchar mientras se lee)
Admítelo,
Te conozco mejor de lo que tú mismo crees que haces,
Ese debilucho e inútil chiquillo te atrapó,
Ganó tu propio juego, le quitó la corona al rey.
El domador se preocupó mucho por su presa
Y terminó amándolo.
Varios alumnos de diferentes años avanzaban a paso rápido luego de escuchar el timbre de entrada, otros se levantaban perezosamente de las bancas y cargaban las pesadas mochilas para dirigirse a sus respectivos salones. Era solo el primer día de clases y algunos alumnos tenían una expresión fatídica cada vez que se acercaban a sus respectivas aulas, por el contrario otros alumnos iban en grupito hablando hasta sus salones.
A las 6:30 todos los alumnos se encontraban sentados en el aula esperando por su coordinador de salón, murmullos provenían desde adentro de la sección ¨E¨ del primer año de bachillerato, ya que su coordinador fue cambiado a último momento. En lugar de tener al simpático profesor de matemáticas como coordinador, tenían a la maestra a la que todos le temían, la maestra de ciencias físicas. El aula quedó en silencio total cuando escucharon unos tacones acercándose y finalmente deteniéndose frente a la puerta. La puerta se abrió y dejó ver una mujer delgada, de cabello medio, liso y rubio, de piel trigueña y una estatura baja, quizá de 1.55m, sin contar la ayuda que los tacones le daban. Los alumnos de la primera fila podían oler el delicioso aroma del perfume de su maestra de física. A simple vista no parecía mala, no como todos la pintaban.
Caminó hasta su escritorio en el dejó su cartera, caminó nuevamente hasta el centro de la tarima donde daría clases y dio unas palabras de introducción, mientras esperaban que el coordinador de todo primer año de bachillerato llegará a informarles que debían formarse para dirigirse al auditorio de la escuela.
—Buenos días jóvenes, soy la licenciada Angelique Alestra, seré su coordinadora de sección por el resto del año así como también soy la encargada de impartir la materia de ciencias físicas. Espero podamos llevarnos bien, he sabido del descontento de algunos al saber que yo sería su coordinadora y como trataron de convencer al director para que les cambiaría coordinador –Su voz era firme y nadie se atrevía siquiera a mover los pies-.
Pocos días antes del inicio del año escolar, la chica más yoya del salón con los profesores e incluso con el director había creado un grupo de Facebook para los alumnos de primer año de bachillerato general de la sección ¨E¨, obviamente solo incluyó a sus compañeros de 9° sección ¨E¨ y no a los nuevos alumnos, ya que aún no los conocía y porque era muy raro que alumnos nuevos entraran en los últimos de escuela, por lo general los padres buscaban meter a sus hijos desde primer grado para que pudieran graduarse de allí. Y es que era la escuela semiprivada más conocida y prestigiosa de la capital, la arquitectura de está fácilmente competía con la de un colegio caro y dejaba por debajo a las escuelas públicas.
La licenciada Angelique aprovechó a decir que no se dejaran llevar por lo que han escuchado decir a los ex alumnos, que a ella le gusta el orden y la disciplina y mientras todos se comporten no habrá ningún problema. Por primera vez los alumnos querían tanto que llegará el coordinador de primer año de bachillerato para decirles que salieran del salón a formarse y dirigirse al auditorio para escuchar las palabras de bienvenida, reglas y advertencias de su ¨amado-temido¨ director, pero eran las 7:10 y él nunca llegaba.
Escucharon unos pasos acercarse y como su maestra se acercaba a la puerta y saludaba al director. Fue cuando las niñas reaccionaron y empezaron a buscar algo con que atarse el cabello, ya que al señor Park no le gustaba ver que las chicas con el cabello suelto porque los empleados de limpieza mucho se quejaban de ver bolas de cabellos por todos lados. Además tampoco le gustaba que anduvieran con el cabello suelto porque el año pasado hubo una epidemia de piojos en los años superiores.
Pero el Sr. Park no entró al salón, solo un chico alto, de cabello castaño, un poco largo y desordenado. El chico se miraba gigante al lado de la señorita Angelique, era un chico nuevo, nunca lo habían visto antes, probablemente medía 1.80m. Muchas cosas llamaron la atención de sus compañeros, como que el chico vistiera ropa particular y no el uniforme, y la cara de pocos amigos que tenía este, aunque no podían negar que el chico era guapo. Tenían un chico guapo más en la lista.
— ¿Puedo pasar? –Pidió entre dientes, su voz sonaba un poco áspera y en ningún momento miró a la maestra. La señorita Alestra abrió los ojos con algo de molestia, pero finalmente lo dejó pasar-.
El chico nuevo se sentó en el primer pupitre vacío que encontró que fue el segundo pegado a la ventana, su mochila era negra y parecía vacía, a lo mucho andaba cargando dos cuadernos y unos lapiceros. Los alumnos se morían de curiosidad por girar y ver al chico nuevo, pero no lo harían por la presencia de la Lic. Alestra. Escucharon como el director le informó a ella, que tardarían al menos unos quince minutos para que los llamaran al auditorio. Así que a la maestra no sé le ocurrió algo mejor que pedir que los alumnos se presentarán.
Empezaron los de la primera fila, de derecha a izquierda y así sucesivamente hasta que todos habían terminado de presentarse. A pesar de haber dos chicas y cuatro chicos nuevos en el salón, la mayoría solo prestó atención al chico ¨rebelde¨ que entró escoltado por el director, a Mark Cardoza.
Finalmente los alumnos fueron llamados al auditorio y fueron sacados de allí veinte minutos antes del primer receso, por suerte ahora los cuidaba otro maestro y no Angelique, ya que la hora clase que perdieron le correspondía al maestro de biología que también impartiría la clase de biología y parecía bastante joven. La hora del receso llegó y todos salieron rápidamente, Mark fue de los últimos en salir, desesperando de esta manera al profe Max, ya que tenían la responsabilidad de dejar cerrado el salón sin ningún alumno dentro y luego debían cuidar distintas zonas de la escuela para evitar que los alumnos se lastimarán o hicieran algo en contra del reglamento.
Se podría decir que el verdadero comienzo surge aquí, con Mark sentado en unas de las últimas mesas del ¨rancho¨ con la mirada fija en un libro, como era llamada esa zona techada llena de mesas y bancas, usualmente las mesas de en medio tenían tomas corrientes que los alumnos podían utilizar. A pesar de haber llamado la atención de la mayoría de sus compañeros nadie se atrevía a acercarse, porque ellos ya tenían su grupo de amigos y no querían incluir a nadie nuevo, a pesar de tener curiosidad y otros no se acercaban porque pensaban que el chico parecía algo rudo y era extraño que el director lo haya llevado al salón, seguramente se había metido en problemas.
Pero a pesar de que la gran mayoría se conocía desde grados menores, había personas que aún no lograban encajar en algún grupo, como el caso de un chico delgado, pelirrojo, pecoso, de grandes y brillantes ojos verdes, y de sonrisa cálida. Era usual verle siempre a una chica de otra sección, pero hoy estaba solo. Él no tenía nada malo, pero los chicos preferían evitarlo por un par de razones, entre ellas ¨Ethan y Diego¨, los brabucones del aula, y las chicas de vez en cuando le hablaban porque Douglas es muy simpático, amable y además inteligente, ya que se encontraba entre los alumnos con mejores notas de la sección.
Douglas creyó que el chico podía sentirse excluido porque nadie se le acercaba, pero murmuraban cosas sobre él y le miraban de lejos, sabía cómo se sentía eso y decidió acercarse y hablarle. Reposó sus manos en la orilla de la mesa para llamar la atención de su compañero nuevo, el castaño quitó la misma del libro y apenas le echó un rápido vistazo al chico que tenía frente, de hecho hizo un sonido molesto con su boca y siguió en su lectura. El pelirrojo se sintió un poco intimidado y creyó que quizá sería bueno dejar al chico nuevo en paz, pero no lo hizo.
—Hola ¿Puedo sentarme? –Preguntó amablemente y con tono amigable. Él más alto bufó y luego respondió un simple ¨Aja¨-. Mmm... -Douglas jugaba con sus manos por debajo de la mesa, se sentía un poco nervioso porque su compañero no parecía tan amigable y porque estaba seguro que los compañeros ahora los miraban a ambos-. ¿Qu-qué estás leyendo? –Preguntó trabándose con las palabras, y haciendo que Mark sonriera socarronamente-.
—Un libro –Mark había dejado la lectura abandonada y ahora veía con detenimiento los ojos de su compañerito de salón. El pelirrojo abrió los ojos ante la respuesta y la cara se le coloró un poco de vergüenza-.
— ¿Cómo se llama el libro? -Insistió el de estatura más baja, de todas formas ya tenía la atención del castaño, quién hasta había cerrado el libro que leía-.
—El cerebro en acción de Alexander Luria -Contestó con simpleza, su cara ahora era sería quizá hasta denotaba aburrimiento-. ¿Qué quieres? -Preguntó un poco harto del chico frente a él, quien parecía querer hablar más o preguntar más de lo que ya había hecho-.
Vio al pelirrojo encogerse un poco en su asiento al escuchar ese tono tan brusco. Mark rodó los ojos, y decidió volver a abrir el libro y buscar la página en la que se había quedado.
—Creí que podías sentirte solo, quería hacerte compañía -Dijo el pelirrojo con voz suave, como si antes le hubiesen regañado-.
Mark golpeó la mesa con el libro, estaba un poco exasperado por el chiquillo tímido que parecía que quería hacer con él su obra de caridad del día. Aunque el castaño no podía negar que le divertía ver como el chico se asustaba como una rata de laboratorio sometida a diversos experimentos.
– ¿Hacerme compañía a mí para que no me sienta solo o tú querías tener compañía para no sentirte solo? No te confundas, me gusta estar solo y si quiero compañía la busco. No soy idiota y sé que más de la mitad de los del salón me ha observado durante todo el descanso como si fuera un animal en un puto zoológico -Nuevamente el color de su cara se prendió, combinando con su cabello pelirrojo, estaba avergonzado-.
Quizá el chico nuevo tenía razón, Douglas decidió que era buen momento para retirarse y se levantó de la banca. Tan pronto el pelirrojo abandonó el lugar, una chica de larga cabellera castaña y lisa se hizo presente junto con una bolsa mediana. Dejó la bolsa sobre la mesa y abrazó a su hermano mayor.
—Vi como un chico huía de ti, ¿Qué le hiciste? -Le empezó a cuestionar-. ¡Te dije que hicieras amigos! -Le recordó de su promesa de la mañana-.
Cuando se dirigían a la escuela, ella hizo prometerle que no iba a meterse en problemas y que haría amigos. Más ella no sabía que había roto esa promesa horas antes, incluso antes de empezar la primera clase.
—No le hice nada -Se encogió de hombros-. Estaba leyendo el libro del que Sebastian se queja y él vino a interrumpirme, yo no quería hablar, quería concentrarme en entender a este hombre, ¿Sabes? Lees tantos párrafos que me parecen pocos útiles, ya que pueden reducirse a una simple y sencilla oración -Hizo una mueca-. Pero es interesante conocer todos los procesos que se llevan a cabo para realizar una simple acción como dar la mano a alguien -Solange rodó los ojos, no le interesaba hablar del libro-.
— ¿Adivina que tengo aquí? -Los fríos ojos color miel la observaron y se volvieron un poco brillantes-. Compré las camisas del uniforme, dos para ti y dos para mí, también compré 5 pares de calcetas para ti y 5 para mí. Quería comprar los útiles, pero ¡ES UN PAQUETE ENORME! No iba poder yo sola con ellos, así que tendrás que tendrás que acompañarme en el segundo receso -Él asintió-. La tienda escolar se llena muy rápido así que no te tardes en salir o sino pasaremos todo el descanso allí. También odio que se tengan que hacer fila para comprar tickets para canjearlos por comida, ¡NO TENGO LA MENOR IDEA DE QUÉ VENDEN DE COMER Y QUIEREN QUE VAYA A COMPRAR PRIMERO LOS TICKETS DE ALGO QUE NO SÉ SI TENGAN O NO! -Se quejó dejándose caer dramáticamente en los brazos de su hermano, pero se levantó rápido porque sabía que podían llamarles la atención por estar tan cerca el uno del otro-.
— ¿Y si primero vas a ver la comida que tienen en los chalets y luego vas a comprar el ticket? -Ella negó con la cabeza, haciendo que su cabello también se moviera-.
– ¡También están llenos! ¡Se hace fila para comprar tickets, se hace fila para cambiarlos por la comida y también se hace fila en la tienda escolar! ¡Necesito un cartel con los nombres de los productos y el precio!
—Entonces quizá tú debas hacer amigos que te digan que cosas venden y su precio, amigos que pidan por ti cuando tú estás al final de la fila y ellos adelante -Le sugirió el mayor-.
—Tú siempre piensas en los beneficios que obtendrás de las personas, ¿No es un poco injusto? -Ella recostó su rostro sobre la mesa-.
—La vida es injusta, unos tienen más y otros menos, unos mandan y otros obedecen, unos son usados y otros usan, es lo típico.
—Pero tú no eres así conmigo -Intentó defender su punto-.
— ¿Segura? -La cuestionó y ella realmente se tomó su tiempo para pensarlo, tratando de recordar cada cosa que pudiera darle un indicio de que hermano se ha aprovechado-.
— ¿Qué podría darte? Tú me das más de lo yo podría darte y eso significa que yo me beneficio de ti... -Mark se empezó a reír, tanto que incluso tuvo que llevar sus manos a su estómago-.
—No Solange, yo siempre saco beneficio y pueda que no entiendas como y tampoco es necesario que lo sepas, pero no muevo ni un dedo si eso no me conviene -La campana que anuncia que el recreo terminó suena y los hermanos se separan. Sol se llevó consigo la bolsa-.
El castaño quiso dirigirse antes al baño para lavarse las manos. Entró al baño de chicos y puso a la orilla del lavado el libro que su amigo le prestó. Entonces fue consciente de la escena que acababa de interrumpir, un par de chicos golpeando a otro. No iba a meterse donde no lo llamaban.
Entonces lo vio, era el chiquillo insistente, lo miró fríamente por unos segundos y los brabucones miraron al castaño de vuelta. Mark se lavó las manos con tranquilidad e incluso tomó una hoja de papel toalla para secarse las manos, los dos abusones miraron cada movimiento y al ver que este no iba a meterse, uno de ellos pateó el estómago del pelirrojo.
El castaño hizo puño el papel toalla con que se secó las manos y lo desechó en el basurero. Se recostó en la pared viendo lo que aquel le hacía al pelirrojo que no se defendía, solo tenía sus manos cubriendo sus rostro y mientras su cuerpo se retorcía del dolor.
— ¡Qué va! ¿Te gusta lo que ves? ¿Quieres unirte? -Mark sonrió, y se acercó a paso lento. Él no se metía donde no lo llamaban, pero lo acababan de llamar-.
Jaló del cuello de la camisa al chico pelinegro que hace unos segundos pateaba a Douglas y lo estrelló contra la pared. El azabache lo miró con enojó y su amigo rubio solo miraba la escena.
—Creo que golpear a alguien que no se defiende se vuelve aburrido al cabo de unos minutos. Es más divertido cuando tratan de defenderse -Dijo sonriendo de lado-.
Cuando liberó al chico, Mark extendió los brazos provocando al pelinegro que trató de echarse encima del castaño, pero falló gracias al rodillazo que le metió en el estómago el más alto. El chico se quedó sin aire y llevó la mano hacia su estómago. Bastó un simple empujón para este terminará en el suelo y en esta ocasión fue Mark quien se echó encima del pelinegro, inmovilizando a este con sus piernas mientras le daba puñetazos en la cara.
El rubio en ningún momento se metió, simplemente decidió dejar a su amigo a su suerte. Douglas estaba doliente, pero se levantó del suelo lo más rápido que pudo, tomó el libro que vio era de Mark y salió del baño, por dos razones: 1) No quería recibir otra paliza, ya que no tenía claro si lo estaba defendiendo a su compañero le dio la regalada gana de golpear. 2) el timbre llevaba más de ocho minutos desde que había sonado.
El pelirrojo pidió permiso para entrar y agradeció que fuera la maestra de lenguaje quien diera la clase a la que entró. Le preguntó que le había pasado al verlo con la camisa de uniforme un poco lodosa. A lo que respondió que se había caído. Puso el libro en el pupitre de su compañero y luego se dirigió al suyo, abrió su mochila y sacó el suéter de la escuela para ponérselo y cubrir su camisa.
Minutos después vio aparecer a Mark excusándose con la maestra para que lo dejará entrar, finalmente accedió y se dirigió a su pupitre sin siquiera buscar al pelirrojo. Aunque cuando vio el libro sobre su escritorio buscó a Douglas con la mirada, este estaba en los asientos de la primera fila.
Escuchó la explicación de la maestra y como está luego le preguntaba a un alumno de los que se sientan hasta atrás y lo vio, el chico rubio del baño, que por lo que escuchó de boca de la maestra se llama "Ethan" y a la par había un pupitre vacío, por lo que supuso era el asiento del chico pelinegro.
Una nueva interrupción tuvo la maestra, esta vez se trataba del coordinador general del primer año de bachillerato diciéndole algo a ella y posteriormente entrando al aula.
— ¿Quién conoce a su compañero Diego Herrera? -Ethan levantó la mano-. ¿Sabes cuál es mochila? -El pelinegro asintió y señaló la mochila en el pupitre vacío-. Dámela -Pidió y agradeció una vez la tuvo-. ¡Tengan cuidado! , su compañero se resbaló en el baño y se golpeó la cara en el lavado. Está sangrando y sus padres vienen a recogerlo.
La clase siguió normal y no hubo más interrupciones, Douglas se giró para ver a Mark y este le sonrió. El pelirrojo se sintió incómodo y volvió a girarse para prestar atención a la maestra Emma. No dejó de pensar en lo que había ocurrido y no prestó atención a las dos clases que siguieron, hasta que fue momento del segundo descanso y se sintió aliviado de que ya casi podría irse a casa. Le dolía el abdomen. Pero el alivio se esfumó cuando escuchó la voz de Mark detrás de él.
— ¿Eres malo buscando amistades o simplemente eres muy irritante? -Preguntó el castaño, pero no obtuvo respuesta-. ¿Qué? Aparte de golpearte ¿Te arrancaron la lengua? - Preguntó con sorna-.
—Tú lastimaste a Diego... -Le acusó-.
—Y él a ti, no vengas con un discurso barato de que las cosas no se arreglan así. Mejor velo como karma, él recibió su karma y probablemente yo también lo reciba en algún momento. No le hice algo diferente de lo que él te ha hecho y si no me acusó fue justo por eso, porque él te había golpeado antes y si me acusaba a mí, yo lo causaría a él y a ambos nos iban a expulsar.
— ¿Me defendiste? -Preguntó el chico de ojos color esmeralda con la curiosidad impregnada en su rostro-.
—A caso ¿Me darás algo a cambio? -Preguntó con ironía-. ¡Oh, ya sé! Traer el libro hasta mi pupitre fue el agradecimiento. Pues tendrás que cargar más de un libro para que estemos a manos, ven conmigo -Dijo Mark y empezó a caminar, su hermana le había pedido salir rápido del salón, pero se entretuvo hablando con Douglas-.
— ¿A dónde? -Preguntó a pesar de que ya lo estaba siguiendo y habían pasado toda el área del rancho y ahora iban a pasar por las canchas-.
— ¿No debiste preguntar eso antes de seguirme? Imagina que quisiera darte una golpiza en el baño y tú muy obediente siguiéndome -Douglas se encogió como solía hacerlo cuando se avergonzaba y Mark empezaba a notar ese pequeño detalle por segunda vez-. Vamos a la tienda escolar.
Solange estaba de segunda en la fila y se miraba molesta hasta que vio a su hermano mayor, iba a hacerle un drama, pero no lo hizo porque ya le tocaba pedir a ella. Pidió dos paquetes de útiles, uno de octavo grado y el otro de primer año de bachillerato, los pusieron en el mostrador y le cobraron. Mark tomó uno y sin previo aviso lo puso en las manos del pelirrojo y cargó el otro él. Douglas no estaba preparado para recibir aquella carga y terminó recostándola en su estómago y quejándose del dolor.
El castaño se despidió de su hermana y con Douglas caminaron hasta una de las mesas de los ranchos donde pusieron los pesados paquetes, el de octavo grado no era tan grande como el otro. El de bachillerato llevaba 15 cuadernos, ocho libros, un paquete de colores, uno pulmones, una regla, una cartuchera, algunas yardas de plástico para forrar, lapiceros, marcadores, el reglamento de la escuela y el libro de cantos. El otro paquete llevaba ocho cuadernos, siete libros, colores, crayolas, lapiceros, una cartuchera, el reglamento y el libro de canto.
—No creí que realmente tuviera que cargar tus libros -Comentó el pelirrojo con un tono de voz divertido-.
— ¿Arrepentido? -Douglas negó con la cabeza-. ¿Y no te duele cargarlo estando lastimado? -Asintió-. Si es así, entonces si estamos a mano, cargar libros es fácil.
—Me llamo Douglas -Se presentó oficialmente-.
—Lo sé, soy Mark.
—Ya sé, todos en el salón debe de saberlo, ya sabes, fuiste el centro de atención al entrar acompañado del director y sin uniforme -Esta vez se sintió más confiado para hablar-.
—"Sin uniforme" suena como si dijeras que entré desnudo, aunque seguramente todos me hubiesen mirado también. Así que puedes hablar sin trabarte -El pecoso se avergonzó y nuevamente su rostro se llenó de color-.
—Eres muy transparente, dejas al descubierto tus inseguridades, no me sorprendería si la escena del baño ya ha pasado algunas veces en el pasado -Nuevamente Mark usaba ese tono tosco en su voz que hacía que Douglas quisiera alejarse. Y el castaño lo notó, le habían bastado dos recesos de 20 minutos para darse cuenta de u par de cosas-.
— ¿Puedo ser tú amigo? -Preguntó de manera inesperada, el castaño frunció el entrecejo-.
—No voy a defenderte -Declaró-.
—No quiero que lo hagas, sé mi amigo -Insistió-.
—No soy un buen amigo, soy muy abusivo -Se cruzó de brazos y vio como el pelirrojo hizo una mueca de inconformidad-.
—Aprenderás a ser un buen amigo, yo te enseño -Siguió insistiendo-. Las personas pueden cambiar.
—No gracias -Respondió el castaño y el timbre sonó. Agarró el paquete de útiles de su hermana e iba a tomar el suyo también, pero Douglas lo impidió y lo cogió él-.
— ¿Ves? Puedo soportarlo, no necesito que me defiendas, no quiero ser tú amigo porque me conviene. Te busqué desde antes de lo del baño ¿O no? ¡YO QUERÍA, YO QUIERO SER TÚ AMIGO! -Y esa última declaración hizo sonreír a Mark porque me recordó a su hermana, aunque también le quedaba claro que Douglas y él pensaban distinto-.
La verdad era que el castaño no quería ser su amigo porque no creía poder sacar algún beneficio de él.

Comentarios